jueves, 19 de septiembre de 2013

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lunes, 11 de febrero de 2013

DIFICULTADES DEL SUEÑO EN MENORES DE CINCO AÑOS



Muchas veces la hora de acostarse se convierte en una auténtica pesadilla para muchos padres, pues los pequeños/as se resisten a acostarse y demandan mayor atención en momentos en los que por lo general, ya nos encontramos cansados y con menos paciencia de la que cabría esperar.

Normalmente las dificultades para dormir en menores de cinco años se deben a la falta de aprendizaje de hábitos que propicien el inicio y mantenimiento del sueño. A esto se le suma que los padres, muchas veces por desconocimiento, por atajar el problema de manera rápida o por su buena intención, suelen reforzar una serie de conductas inadecuadas relacionadas con el dormir.

El problema normalmente se inicia ante la falta de recursos de los padres para afrontar las primeras dificultades del sueño del bebé, y se agudiza con el paso del tiempo, cuando intentan introducir nuevos cambios en sus costumbres para intentar dormirles: cantarle, mecerle, darle agua, acostarse con él, etc.

Además, cuando el niño va creciendo, los problemas pueden agravarse ya que es capaz de expresar verbalmente sus quejas además de levantarse para ir a la cama con los padres.

Para que podamos reducir al máximo este problema, podemos tener en cuenta las siguientes recomendaciones:

Ø  Mantener una Higiene del sueño adecuada: a través de este procedimiento se intenta disminuir la ocurrencia de conductas que puedan interferir en el sueño y fomentar ciertos hábitos facilitadores del sueño.

Consiste principalmente en:

·         Cuidar los hábitos alimenticios:
o   Limitar el consumo de estimulantes por la tarde-noche.
o   Beber leche antes de acostarse, ya que además de contribuir a conciliar el sueño (contiene triptófano, facilitador del sueño), ayuda a evitar despertares por hambre.
o   Si se despierta, no darle de comer, para que no se acostumbre a despertarse por hambre.



·         Regularidad del ritmo vigilia-sueño: conocer las preferencias del niño respecto al sueño y, dentro de los límites posibles, establecer un horario regular aunque algo flexibles, para transformarlo en un hábito.

·         Establecer rituales que señalen la hora de dormir: ducharse, cenar, lavarse los dientes, leer un cuento, y dormir…



·       Evitar realizar actividades estimulantes (juegos de correr, saltar, etc.) eso hacerlo sólo por el día. Si se observa una elevada activación en la tarde-noche, resultaría útil enseñarle un método de relajación para que lo practique al acostarse. (Remitirse a la entrada del blog sobre la relajación en niños)

·         Evitar el uso del dormitorio para jugar, comer o ver la tv, si no es posible, al menos no usar la cama para esos fines.

·         Reducir el ruido, mantener una temperatura y humedad media adecuada, colchón y almohada en buen estado, etc.

·         Averiguar si existen problemas emocionales que puedan alterar al pequeño/a y, en momentos de elevada ansiedad, ayudarse con los ejercicios de relajación antes de acostarse.

Ø  Reforzar por la mañana sus progresos si la noche anterior ha cumplido con su ritual, debemos reforzar de manera clara sus éxitos, eso le hará sentirse bien y le servirá para continuar haciéndolo las siguientes noches.



QUÉ TENEMOS QUE TENER EN CUENTA COMO PADRES

Los papás y mamás deberán observar los siguientes aspectos:

-      Características como tiempo para dormirse, número de despertares,…
-      Quejas que tiene el niño: llantos, gritos, levantarse,…
-      Cómo ha evolucionado el problema: desde cuándo, si en algún momento duerme mejor,…
-      Horarios de sueño del niño/a: acostarse, levantarse, siestas, tiempo que duerme al día,…
-      Actividades que habitualmente realiza antes de irse a la cama.
-      Actividades diarias: guardería/colegio, juego, alimentación,…
-      Condiciones del dormitorio: temperatura, acceso al interruptor de luz,…
-    Comportamiento que ellos como padres tienen ante el problema: ponerse nervioso, cantarle,…

Es importante que ambos padres colaboren, si no es así, el que no acude puede reforzar el comportamiento inadecuado que el otro está tratando de extinguir, con lo que se incrementa notablemente la resistencia a la extinción de las conductas de queja.

Como padres tenemos que tener presente que no es un problema grave, sino un aprendizaje inadecuado que afecta a un 30% de los menores de 5 años.

También hay que comprender que es normal que se despierte, pero que del mismo modo, el niño/a debe dormirse solo.

Para empezar podemos:

-    Detectar y modificar todos los aspectos de las actividades diarias y condiciones del dormitorio que puedan interferir en la conducta de dormir (como se ha indicado en los aspectos relativos a la higiene del sueño).

-    Propiciar la realización de actividades relajantes (baño) en la tarde-noche.

-    Instaurar una rutina inmediata a ir a la cama (5-10 minutos antes). Puede ser leer un cuento, cantarle una canción o nana… no se trata que se duerma mientras se realiza, sino que asocie la actividad grata con irse a la cama. Se le debe recordar que se aproxima la hora de ir a la cama.


-    Se le lleva a la habitación y se le acuesta con frases del tipo: «los papis quieren que aprendas a dormir solito/a, por lo que te vas a quedar aquí en tu cama…buenas noches cariño, que duermas bien». El niño debe estar despierto cuando el padre/madre salga del dormitorio para que aprenda a quedarse solo/a y dormirse durante los despertares.

-    Al salir del dormitorio se cuenta el tiempo de espera hasta volver a entrar, y según la vez que sea, se sigue al pie de la letra, la tabla de tiempos que a continuación facilitamos. Es importante seguir la tabla respetando los tiempos.

SI EL NIÑO/A SIGUE TODAVÍA LLORANDO
Día
1ª espera
Minutos
2ª espera
Minutos
3ª espera
Minutos
Esperas sucesivas
Minutos
1
2
3
4
5
6
7
1
3
5
7
9
11
13
3
5
7
9
11
13
15
5
7
9
11
13
15
17
5
7
9
11
13
15
17
Minutos de espera antes de entrar en la habitación (Estivill y Béjar 1996)

Cuando se vuelve al cuarto tras el tiempo de espera, no se está más de 10 segundos y se le tranquiliza con frases cariñosas sin acercarse a la cama.

Si ha tirado el chupete o los peluches con los que acostumbre a dormir, se le vuelven a colocar sin decirle nada y se sale.

-    A la mañana siguiente se le refuerza por haber dormido solo/a, con elogios, y es importante compartirlo con los abuelos, tíos, y amigos y/o familiares referentes para el niño/a.

Siempre se debe realizar exactamente de la misma forma.

Somos conscientes de que al principio es difícil, pero si se sigue sistemáticamente, los resultados son observables antes de lo que los padres esperan.

Si alguno de los padres no se ve capacitado para seguir el proceso, es importante que se mantenga ajeno o acuda a un especialista que le asesore.
Normalmente se ven resultados a los 6 días.

Si pasada una semana no hubiera resultados, es conveniente valorar si existe algún problema que esté interfiriendo como puede ser el caso de un padre/madre poco sistemático que esté interfiriendo con algún reforzamiento sutil que no se aprecie. En estos casos se recomienda acudir al especialista.



CONSIDERACIONES FINALES
Lo que con este documento se pretende es dar una orientación rápida y una idea general sobre el trastorno del sueño en niños menores de cinco años a causa de malos hábitos en la higiene del sueño.
En ningún caso pretende ser una guía exhaustiva sobre este tema, ni debe extenderse a otras posibles patologías del sueño.
Si cree que necesita ayuda u orientación al respecto, pueden consultar con nosotros y estaremos encantados de guiar su proceso y desarrollar una atención personalizada al caso.

REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Comeche, M. I., Vallejo, M. A. (2005): Manual de terapia de conducta en la infancia. Madrid, Dykinson.


miércoles, 30 de enero de 2013

Depresión infantil...

CONDUCTAS DEPRESIVAS EN NIÑOS/AS


LA DEPRESIÓN EN LA INFANCIA: UNA APROXIMACIÓN

La depresión en los niños/as hace referencia a un conjunto de síntomas relacionados entre sí que aparecen y desaparecen de manera conjunta. El conjunto de síntomas más habitual se compone de:
-      Tristeza
-      Irritabilidad
-      Pérdida de interés
-      Fatiga
-      Sentimientos de inutilidad y culpabilidad
-      Enlentecimiento psicomotor
-      Insomnio
-      Ideas de suicidio
-      Falta de apetito
-      Pérdida de peso
-      Dificultad para la concentración

No obstante, es importante diferenciar un estado normal de falta de motivación y quejas de aburrimiento ante la realización de ciertas actividades, del síntoma depresivo de desinterés persistente y generalizado por todo tipo de actividades.

La valoración de los comportamientos en relación a los niveles previos y al funcionamiento habitual del niño o adolescente, es un aspecto clave para la detección de los síntomas depresivos infantiles.

Otro elemento muy importante, es el grado de interferencia que producen los supuestos síntomas en la vida diaria del niño/a. Puesto que, en la medida que interfieren con la vida escolar o social del menor, es probable que nos encontremos ante un síndrome depresivo.

Los síntomas más frecuentes que se observan en los/as niños/as son afecciones somáticas (sin base orgánica) y/o aislamiento social.

Los síntomas más frecuentes en adolescentes y adultos son el enlentecimiento psicomotor (inactividad mayor de la habitual en la persona afectada) y/o la somnolencia (excesiva sensación de sueño durante todo el día).

En el siguiente cuadro se presentan posibles variaciones sintomatológicas de la depresión infantil según la edad. (Méndez, 1998).
Las casillas en blanco significan ausencia de variación sintomatológica.

Síntoma depresivo
Niños pequeños
(menores de 6 años)
Niños mayores
(6-12 años)
Adolescentes
(13-18 años)
Estado de ánimo triste o irritable

Irritabilidad (rabietas, conductas destructivas) y tristeza

Tristeza
Tristeza, variabilidad, irritabilidad (malhumor, ira y rebeldía)
Anhedonia
Menos juegos con amigos
Aburrimiento

Pasotismo

Cambios de apetito o peso

Problemas con las comidas, pérdida de apetito, no ganancia de peso, pérdida de peso, engullir


Pérdida de apetito, ganancia lenta de peso, pérdida de peso, comer en exceso, obesidad
Cambios en el patrón de sueño

Pesadillas, terrores nocturnos, resistencia a irse a la cama, insomnio intermedio


Insomnio, somnolencia
Lentitud o agitación psicomotora
Menos actividad física

Disminución de movimientos, agitación



Fatiga o pérdida de energía


Cansancio, fatiga, falta de energía

Sentimientos de inutilidad o culpa

«Tonto», preocupación por el fracaso

Baja autoestima, autodesprecio, autoagresividad, autocrítica, sentimientos de culpa

Preocupación por la imagen corporal, baja autoestima, autodesprecio

Concentración disminuida o indecisión


Problemas atencionales
Menos pensamiento abstracto, indecisión
Pensamientos sobre la muerte, ideación y conductas de suicidio

Autoagresiones en la cabeza, arañazos, tragarse objetos, mayor riesgo de lesiones

Ideas, planes e intentos de suicidio
Ideas, planes e intentos de suicidio, suicidios violentos


Para detectar la presencia de un trastorno depresivo infantil o adolescente, es importante recordar:
Ø  Los síntomas claves de la depresión son: la tristeza y la pérdida de interés en cosas que anteriormente encontraba placenteras.
Ø  La tristeza a veces puede no ser evidente, apareciendo, en su lugar, sentimientos de irritabilidad o enfado en forma de explosiones de genio ante sucesos triviales, insultos, peleas,…por nimiedades.
Ø  Los síntomas y su expresión varían con la edad:
o   Niños pequeños a síntomas psicofisiológicos y motores
o   Niños mayores y adolescentes a síntomas cognitivos


PROCEDIMIENTO DE OBSERVACIÓN DE CONDUCTAS DEPRESIVAS EN NIÑOS/AS PARA SER APLICADO EN EL AULA

Para observar los síntomas y conductas de los menores, hemos elaborado dos registros de observación para ser aplicados por los profesores en dos momentos distintos de la jornada escolar:
-          El aula en sí, es decir, durante la realización de tareas y en las clases,
-          En el patio, en la interacción y juego con otros compañeros.

Decidimos este sistema dual porque normalmente los profesores que cuidan el patio no son los mismos que están en el aula con los niños.

Para poder aplicar correctamente los registros, nos reunimos con los profesores que se encargarán de llevar a cabo esta tarea para explicarles claramente en qué consiste y cómo debe ser aplicada, de esta manera también aseguramos que lo entienden correctamente y que será aplicada de manera correcta.



Antes de empezar con la observación, la ponemos a prueba durante una semana de práctica y nos volvemos a reunir para comentar los posibles inconvenientes o dificultades que se hayan podido encontrar.

Como somos conscientes de que es una tarea laboriosa y costosa para los profesores (han de encargarse de muchos niños en el aula) se les pide que realicen la observación sólo durante cinco minutos diarios y les damos una lista de conductas a observar con pocos síntomas para que se puedan familiarizar con ella de manera rápida y sea muy intuitiva a la hora de rellenar.



Para que sea fácil de cumplimentar, hemos seleccionado síntomas y conductas que son más probables en el aula para un niño/a que presenta depresión.

Los profesores que han de rellenarlo, sólo han de marcar con una X en la casilla si observan ese síntoma o conducta en el niño/a.



Los registros serán quincenales, por lo que el primer día que comienza el registro será el nº 1 y así sucesivamente hasta el día 10, que ha de corresponder al viernes de la segunda semana (los sábados y domingos no hay registro escolar).


REGISTRO PARA EL AULA-CLASE

DÍA DE OBSERVACIÓN
Síntomas-conductas a observar
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
Humor decaído: rostro con expresión de desánimo










Llora por motivos insignificantes o sin motivo aparente










Se irrita con facilidad










Se queja de dolor de cabeza o dolor intestinal










No muestra interés por las tareas a realizar en clase










Es lento a la hora de terminar las tareas de clase










Ha disminuido su rendimiento en las tareas y atención en clase










Tiene un tono de voz bajo y monótono










Tiene o verbaliza expresiones de culpa o “hacer todo mal”










Ha faltado a clase










Marcar con una X en el ítem que sea afirmativo y en el número de día que corresponda



REGISTRO PARA EL PATIO-RECREO

DÍA DE OBSERVACIÓN

Síntomas-conductas a observar
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
En el patio está solo y no participa con otros compañeros










Anda de manera lenta y cabizbaja










Suele localizarse en lugares poco visibles y poco transitados










Falta de motivación a jugar con otros niños cuando se le sugiere










Humor decaído: rostro con expresión de desánimo










Llora por motivos insignificantes o sin motivo aparente










Se irrita con facilidad










Se queja de dolor de cabeza o dolor intestinal










Se coloca de los últimos de la fila al entrar en clase










No responde a los comentarios de los compañeros










Marcar con una X en el ítem que sea afirmativo y en el número de día que corresponda



CONSIDERACIONES FINALES
Lo que con este documento se pretende es dar una orientación rápida y una idea general sobre la depresión en la infancia.
En ningún caso pretende ser una guía exhaustiva sobre este tema, por lo que no debe ser tomado como tal.
Si cree que necesita ayuda u orientación al respecto, pueden consultar con nosotros y estaremos encantados de guiar su proceso y desarrollar una atención personalizada al caso.


REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS:
- Méndez, F. X., Espada, J. P., Orgilés, M. (2.011): Depresión infantil y adolescente. Madrid, Dykinson.
- Comeche, M. I., Vallejo, M. A. (2005): Manula de terapia de conducta en la infancia. Madrid, Dykinson.